domingo, 8 de junio de 2008

Urbi et Orbi, banalizando el arte para redimirnos: la caja blanca, Cahuachi y la comunicación de masas

por Giuseppe De Bernardi
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Notas sobre la problemática de la herencia histórica peruana, la absurda e innecesaria distancia generada por la caja blanca y estas como analogía de la herencia de la desigualdad, la discriminación, de nuestra mentalidad colonizada y colonialista en el Perú actual en la sociedad y en el arte; Cahuachi como pensamiento y tradición abierta; el no-amor en el arte y la comunicación pública; una cervecería como metáfora y emblema de compromiso, trabajo y progreso.

Si fue con el mural Simón echando los dados (1998) que empecé mi obra de calle representando a un Bolívar, es con la pieza R.S.R.L.F.L. o Revisión de Santa Rosa de Lima de Francisco Lazo (1999) expuesta en esta misma sala y calles del centro, que pude por primera vez concretar en una obra el proceso de investigación -iniciado en 1997- que reflexionaba sobre la obra artística como matriz. Luego en el 2003, sumo la acción performática dentro de la construcción y las posibilidades comunicativas de mi obra. Ya en el 2005, a través el Manifiesto Urbi et Orbi, llamaré Nueva Pintura a las piezas creadas dentro de mi propia metodología involucrando los procesos performático, fotográfico, digital, serigráfico, de pegado en las calles y ahora por fin también en los paneles publicitarios formales. Ahora en el 2008, presento una obra –iniciada hace más de cinco años- que compromete e hilvana mi obra plástica aquí mencionada con dos frentes: un proyecto de gestión cultural -que pronto entra en su séptimo año de vida- y otro que aparenta estar sumergido en el primero: una cervecería independiente como frente conceptual y punta de lanza del proyecto total: Cerveza TUPAC.

Mi obra es un planteamiento formal, una necesidad personal que conjuga mi idiosincrasia y las exigencias del arte hacia mí. A través de ella, planteo soluciones frente a los problemas de incomunicación en que la tradición pictórica se ha encontrado sumergida. El encierro de la creación productiva que el artista experimenta en su vida, dadas “las condiciones del mundo del arte actual como comunicación exquisita”, exige luego encerrar también las-piezas-del-encierro-creativo-del-arte, en lo que yo llamo las cajas blancas: galerías comerciales y no comerciales, museos, centros culturales; luego en hogares, colecciones privadas o simplemente almacenes de artistas, de galerías, etc. Son sólo los pocos (y ojalá) miles de visitantes de una muestra a quienes estamos dando el acceso –o el poder- a los objetos o momentos comunicativos que hemos creado con tanto esmero en nuestros encierros productivos. Mi obra atiende los intereses de las cajas blancas pero al participar activamente de otros canales, escapa de sus parámetros estirando sus fines comunicativos.

La herencia

Toda actividad humana devela a cabalidad la idiosincrasia de quien la genera o pone en acción. Siendo quienes somos y habiendo heredado el país que somos, no puedo dejar de percibir y comentar la distancia del “arte enaltecido” encerrado en la caja blanca como propuesta incoherente, acrítica, inconsecuente, si no estéril frente a la realidad peruana y todo lo que nos toca reformularnos como artistas comunicadores activos y responsables. Esta incomunicación resulta insostenible viniendo de un grupo de personas siempre privilegiado por la educación mas no dispuesto a asumir la responsabilidad que ese acceso conlleva. Mi lectura dibuja una analogía ente la realidad artística y la social; es un retrato del desastroso anacronismo y falta de amor, si no de valor ético, de un importante y valioso sector del país.

La corte virreinal, la herencia histórica del colonialismo en nuestro país, ha dejado duras marcas y secuelas sociales que no hemos aprendido o querido borrar y HEMOS DE BORRARLAS HOY Y SUPERARLAS PARA SIEMPRE. Lo cortesano hoy, corresponde a un bloqueo mental de discriminación racial y de clases antes que a una realidad concreta. Estamos ya en el siglo XXI y esa anacronía delata algo profundamente triste: no queremos cambiar ni dejar de lado la idiosincrasia cortesana virreinal, colonial de la discriminación. ¿Queremos ser así, queremos vivir alejados de nosotros mismos, queremos vivir mal, desmereciéndonos, queremos discriminarnos? ¿Acaso no nos damos cuenta de los que nos estamos diciendo? El diseño de nuestra heredada, enredada e histórica exclusión social, la mentalidad colonizada y colonizadora HAN DE TERMINAR HOY y está en nosotros el extinguirlo. Mi Nueva Pintura ha de sentar bases para realizar esto desde el arte.

La metáfora

¿Qué peruano no conoce, no identifica la escritura de marcas y diseños sobre nuestros cerros y desiertos, la entiende propia y la hace suya? Tomemos a una ciudad como metáfora por la carga cultural que los espacios arquitectónicos contienen. Pensemos Cahuachi –centro de la cultura Nazca- como analogía y tradición que sustente mi obra en espacios públicos. Pensemos en Palpa y Nazca, en nuestra ancestral tradición como comunicadores desde espacios comunes. Aplicar hoy la tradición Cahuachi –por llamarlo de alguna manera- nos permitiría intercambiar información simbólica trascendente, de cierto peso cultural, y así comunicarnos a través de nuestros espacios comunes de manera ritual propia, lógica y acorde con nuestra idiosincrasia. Lo enaltecido y ritual de Palpa y Nazca se comunica a través de un lenguaje sintético, claro, simple y reconocible. Su síntesis figurativa genera acceso, posibilidad comunicativa. Hoy no sabemos con exactitud qué quieren decir las marcas, líneas y dibujos monumentales de esos espacios, pero a través de su estrategia sintética –nuevamente, la figuración- que entendemos sus imágenes y nos acercamos a ellas de manera directa. Ubicamos con todo esto, tanto una intención comunicativa de acceso como una clara estrategia comunicadora detrás del aparato comunicante, la obra en sí.

Hoy nos desplazamos, como siempre, de manera ritual por nuestras ciudades, pueblos, carreteras, punas y bosques comunicándonos permanentemente a través de los espacios comunes lo que impone, por convención, la publicidad o nuestra comunicación-por-el-comercio. Hemos delegado concientemente nuestros espacios de mayor visibilidad y prestancia a esta comunicación-del-comercio dedicada casi exclusivamente a formular la venta de productos y servicios. Viéndonos desde afuera, la tradición Cahuachi aplicada hoy es sencillamente superficial y desmerecedora del lugar tan especial que le hemos asignado. A través de ella, nos vendemos solamente helados, política enlatada, bebidas de colores, pañales, autos deportivos, seguros de salud, marcas de productos diversos. ¿No sabemos acaso aplicar esta tradición de manera más productiva, coherente, interesante, desafiante, positiva ni estimulante?

El no-amor

El problema central de nuestra comunicación es paradójicamente nuestra incomunicación, esencialmente por falta de amor al hacer las cosas. No importa si vendemos relojes, cerveza o somos banqueros, pescadores, comerciantes, agricultores. Lo importante es que –refiriéndonos al arte y a la comunicación visual- hemos dejado de comunicarnos con amor. Trabajemos sobre la base de lo inexpugnable: comuniquémonos con mucho amor, hagamos arte con mucho amor. Sea lo que fuera que hacemos, hagamos lo que hagamos, que sea a la peruana y siempre con mucho cariño. Banalizar el arte no implicará hacerlo público en espacios comunes, si no hacer del arte un canal posible, de acceso, con amor. Pensemos cuál es nuestra cuota para el esperado cambio social y cultural que hace tanto ansiamos. No es una posición hippie ni cristiana la que planteo, “pero os digo: No hagamos arte, hagamos el amor.” Nos lo merecemos. ¡Exijámonoslo!

Una cervecería

Los monjes de las abadías trapenses financian tradicionalmente su encierro espiritual con cervecerías propias instaladas dentro de sus abadías. En ellas, son los mismos monjes quienes trabajan como obreros cerveceros. Pensemos en TUPAC como el grupo de artistas profesionales de diferentes disciplinas que somos, en la búsqueda de un futuro posible y promisorio, pensemos en su encierro creativo, profesional, espiritual, trascendental. Cerveza TUPAC se plantea a la manera de las cervecerías trapenses: como una empresa que da trabajo a artistas profesionales y que ha sido además concebida desde su fundación para apoyar al arte contemporáneo. Esta cervecería se funda como discurso desde el arte, desde el artista como trabajador y el hacer empresa, como metáfora y emblema de compromiso, trabajo y progreso. Hacer empresa implica el compromiso de “hacer país”, hacer un hogar, una familia, una vida al lado de la empresa, generar comunidad, mejorar la calidad de vida y el bienestar social.

LOS ARTISTAS DE TUPAC RECONOCEMOS LA IMPORTANCIA DE NUESTRO ROL EN EL DESARROLLO SALUDABLE DEL CUERPO SOCIAL. LOS ARTISTAS REUNIDOS AQUÍ, AL IGUAL QUE LOS MONJES TRAPENSES, NOS COMPROMETEMOS A LUCHARLA A COMO DÉ LUGAR PARA GENERAR NUESTROS PROPIOS RECURSOS Y SEGUIR ALIMENTANDO NUESTRA FÉ Y COMPROMISO: EL ARTE PERUANO CONTEMPORÁNEO DE VANGUARDIA.


Cerveza TUPAC: “La primera cerveza del mundo creada para apoyar el arte contemporáneo, es peruana…”


Con mucho amor

¡Salud!



Plaza de Armas de Lima, 4 de junio de 2008

La con-versión del arte

La con-versión del arte

por Mihaela Radulescu , curadora de la muestra



¿Arte o publicidad? Puede ser ésta la primera pregunta ante “Cerveza Tupac: una escultura social”. Probablemente un sencillo razonamiento aclare la duda: al estar en una galería de arte es probable que sea “arte“. O podemos pensarlo desde la teoría de los laberintos según la cual todo sistema de verdad puede ser : circular (la única verdad de la cultura tradicional ), arbóreo (la tradición moderna de la ruptura que implica verdades simultáneas o alternativas) o rizomático ( la aceptación postmoderna de la simultaneidad de elementos excluyentes ) . Evidentemente, optamos por el último, porque el proyecto artístico de Giuseppe De Bernardi, además de hacer coincidir - en el mismo universo de sentido - arte y publicidad, presenta varios de sus indicadores: crea un espacio / acontecimiento transdisciplinario, substituye la representación estética de la realidad por una reflexión sobre los medios de (re)presentación del arte, promueve una lectura entre líneas. Entonces, la respuesta sería: arte y publicidad.

Buscar más allá del marco


Cada artista se define en su obra: punto de vista, horizonte de expectativas, clausura y apertura, modo de percepción, sentimiento y pensamiento. Para Giuseppe De Bernardi, las disciplinas, como cubos o fronteras, no son posibles. Sus proyectos artísticos, las intervenciones en espacios públicos, las performances corporales, los trabajos escénicos, de cine y video ponen de manifiesto la constante exploración de metodologías y formas de acceso a las estructuras de la realidad. ¿Interdisciplinariedad o transdisciplina? Los dos ejes de creación crean espacios de aprendizaje pero la búsqueda a través de la creación que emprende el proyecto de la Cerveza Tupac favorece la exploración transdisciplinaria del discurso sobre el arte antes que el intercambio de signos y valores entre el arte y la publicidad. ¿Cómo? Una vez más, la respuesta es rápida y sencilla: porque se trata de “la primera cerveza del mundo creada para apoyar al arte contemporáneo “.

El tema es tratado de manera plural, con una perspectiva integradora. Como Joan Fontcuberta, explorador de límites (Fauna secreta, Sputnik, Orogenésis, Googlegramas), Giuseppe De Bernardi maneja a la vez dos territorios: un territorio real y uno simbólico. El real sirve para la presentación de la campaña de lanzamiento de cerveza Tupac con la cual se financiaría actividades de la asociación cultural Tupac; el simbólico profundiza en la acción y el rol del arte y de los artistas en la sociedad y la comunidad, con el respaldo de una gestión funcional e innovadora. El real debe servir al simbólico. Los valores de consumo deben servir a los valores humanos. Es el mensaje de la muestra y es el mensaje de la Asociación Tupac, cuyo propósito es hacer del arte contemporáneo un actor protagonista en el desarrollo social y cultural peruano y de la región. Entre los dos territorios, el real y el simbólico, las fronteras son permeables.

La realidad de la muestra se define como trama de relaciones, donde se propone un pacto simbólico entre arte y gestión, cuyas distintas lógicas de acción entablan un diálogo con fines sociales y culturales; donde el arte y la publicidad son discursos que la atraviesan, al igual que atraviesan la sociedad, discursos que pueden intercambiar dispositivos discursivos, sin perder su lógica interna. Porque el proyecto no se limita a la exhibición de un proyecto de gestión. El campo transestético de la simulación, como lo llamaba Jean Baudrillard, es intervenido por las técnicas de la seducción publicitaria – vallas y paneles publicitarios de paraderos, infografías, aplicaciones de logotipo - hasta crear una lectura estética, propia de lo cotidiano urbano. Estamos ante una deconstrucción de la identidad urbana, con apoyo de elementos que remiten directamente a la memoria: fotografías que describen, fragmentan, unifican, configuran la diversidad de los felices consumidores de cerveza, unidos en la fiesta, más allá de tiempos y espacios.

Re – crear la cultura urbana


El reconocimiento de las relaciones estéticas entre el arte y la publicidad conlleva a la aceptación de la diversidad cultural que alimenta el imaginario urbano y del intercambio de valores simbólicos, con integración de contenidos y formas, entre dos culturas – del arte y de la publicidad - con consecuencias en la generación de la visión del mundo de la comunidad.
El núcleo que ancla esta interculturalidad en el territorio de lo simbólico es la creación de la marca Tupac; los referentes de tensión, conflicto, resistencia y reincidencia son la base para la reinvención del significado Tupac como símbolo / espacio de sentido de superación de las tensiones e integración de lo diferente.

El pensamiento de la Marca Tupac


En sentido estricto, Marca
es todo signo susceptible de representación gráfica que sirve para distinguir en el mercado los productos o servicios de una empresa de los de otras. En torno a la Marca se genera el universo de la marca: la marca se torna concepto, basado en valores simbólicos, cuya función es identificar a un objeto o universo de objetos y proyectarlo hacia un sistema activo de interacciones humanas, a través de valores funcionales o psicológicos. Su funcionamiento se basa en el impacto y la recordación. El estimulo ha de ser simple, compacto, visualmente concreto. La reacción emocional persigue la impregnación, generalmente de carácter estético y simbólico, y la huella que esta reacción deja en el espíritu. La reacción lógica implica integrar el sentido o significado del mensaje. La identidad visual de la imagen Tupac y el universo que se construye en torno a ella con la campaña publicitaria se conecta con la memoria colectiva y los sentidos que el nombre Tupac ha reunido, a partir de la experiencia histórica y del universo expandido de sus influencias culturales. El signo visual escoge la fuente histórica por ser conocimiento previo del público peruano. Consecuencias : al valorar los aspectos psicológicos de la memoria Tupac y al plantear una solución festiva e integradora ante las diferencias irreductibles que esta memoria actualiza, el producto – cerveza y apoyo cultural – es ofrecido como algo mágico que responde a los deseos o frustraciones del público. Partir de su identidad para intervenir en su identidad: la marca actúa como espacio de socialización, capaz de influir en las representaciones de la comunidad, en la configuración de su propia identidad, de la imagen y la idea que ésta tiene de ella misma, así como de sus valores , actitudes y sentimientos. El símbolo Tupac conecta la memoria social con la acción integradora del arte – el arte como símbolo, fiesta y juego, según Gadamer - , y lo hace empleando los discursos mediáticos de la publicidad, cuya acción es garantizada por su impronta persuasiva y su papel hegemónico en la comunicación de masas.